ADVENTISMO
DEL SEPTIMO DIA
Por: Ricardo Cerni
Primero son
los Testigos de Jehová, que llaman a la puerta ofreciendo "La Atalaya " y hablando
de la batalla de Armagedón. Luego siguen los Mormónes predicando al
profeta José Smith y hablando de una "nueva revelación»;después los
Adventistas, y así sucesivamente, hasta que, por último, el hombre de la calle
se pregunta desconcertado": ¿CUAL
ES LA DIFERENCIA
?
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El Adventismo es uno de los
movimientos religiosos modernos más difíciles de clasificar, dado que, en
realidad, no niega la doctrina capital de la fe cristiana, es decir, la
divinidad de Jesucristo, y, sin embargo, mantiene otras teorías -especialmente
en relación con el sacrificio expiatorio de Jesucristo y prácticas de legalismo
de carácter judaico que son rechazados por el resto de la cristiandad. El hecho
de que muchas de estas diferencias afecten a puntos que también se consideran
esenciales, es lo que determina que incluyamos al Adventismo en esta sección,
aparte de que por el simple hecho de ser un movimiento de muy nuevo cuño no
puede ponerse junto a las iglesias surgidas de la Reforma.
Todo comenzó cuando,
en 1830, un hombre llamado William Miller, en EE.UU., sintió un repentino
interés por el estudio de las profecías bíblicas. Su investigación le llevó al
convencimiento de que el retorno de Jesucristo era algo inminente, consiguiendo
contagiar de su entusiasmo a un buen grupo de sus oyentes. Tan sincera y franca
convicción no estaba unida, sin embargo, a una sólida formación escriturística
y ello fue probablemente la causa que le llevara a hacer atrevidas
predicciones, como la que fijaba para el año 1843 la tan esperada venida de
Cristo. Esta fecha fue pospuesta para un año después, y cuando, al fin, llegó,
y pasó, el tan esperado 1844 y nada sucedió, el frustrado profeta y sus
seguidores cayeron en el desánimo.
A pesar de ello Miller
no perdió la esperanza de ver aparecer pronto al Señor, y aparte de esta
peculiar creencia no puede decirse que sustentara ninguna otra que pueda
calificarse de heterodoxa. Miller era un apasionado por las profecías, y su
interpretación de Daniel 8:14 era el punto sobre e] cual pivotaba toda su
teoría. Cuando, en 1849, Miller murió, no se había apartado sustancialmente de
la fe cristiana tradicional.
Sin embargo, sus
seguidores no renunciaron a aquella teoría que consideraban como un gran
descubrimiento, y poco después de la muerte de su maestro se ponían las bases
de una nueva organización religiosa. Pero antes había que explicar, de algún
modo, el aparente fracaso de Miller. Un seguidor de Miller, en el estado de
Nueva York, llamado Hiram Edson, dijo que precisamente el día siguiente del que
estaba fijado para el regreso de Cristo (22 de octubre de 1844) él había tenido
una visión en la que percibió a Cristo junto a un altar en el cielo.
Inmediatamente se interpretó este dato como la realización de la predicción de
Milier, diciendo que, efectivamente. Cristo había "venido" en la
fecha anunciada, pero no a la tierra, como algunos habían entendido, sino al
santuario que hay en los cielos, el cual es una réplica exacta del que los
judíos tenían en Jerusalén.
En 1860 la secta ya
estaba plenamente organizada, bajo la dirección de uno de sus miembros, James
White y su esposa a quien los adventistas califican de mujer inspirada por
Dios. Fue precisamente esta Sra, White, quien introdujo en la recién creada
secta, una de las doctrinas que más caracterizan al grupo: la observancia del
sábado, y no del domingo, como día de descanso. En una de sus frecuentes
visiones la supuesta profetisa tuvo el privilegio de contemplar las tablas de la Ley de Dios. De los diez
mandamientos había uno (el cuarto, según el orden bíblico) que resaltaba sobre
los demás y estaba rodeado de un halo de luz. La Sra. White lo
interpretó como una llamada de atención por parte de Dios en el sentido de que
los llamados cristianos habían cambiado sin autorización el día de descanso,
que desde siempre había sido el sábado.
De ahí se llegó directamente
a una conclusión rotunda: todos los que profanaban el sábado no podían ser
considerados como parte del pueblo de Dios. A partir de ese momento los
adventistas han inculcado a sus adeptos una rigurosa reverencia por el sábado.
En cierto sentido, se ha vuelto a implantar en sus comunidades las costumbres
judías sobre este día, con todo lo que tienen de complicado y enojoso cuando se
trata de cumplir en un medio adverso. No es difícil, pues, imaginar, los
innumerables problemas de orden social, labora!, etc. que los adventistas
tienen que afrontar por esta razón.
Según ya hemos
señalado, los adventistas no niegan la divinidad de Jesucristo. Sin embargo, su
doctrina acerca de la redención es muy diferente de la sostenida por el
cristianismo tradicional. A causa de la curiosa explicación sobre el retorno de
Cristo en 1844, se hizo necesario amoldar Otras doctrinas a aquella visión. El
santuario del cielo, está, como lo estaba el de los judíos en la tierra,
dividido en dos partes: e] lugar santo y el lugar santísimo. Según la Sra. White , Cristo
estuvo en el lugar santo durante dieciocho siglos después de su muerte,
intercediendo por los pecadores, pero esto no fue suficiente, y, en
consecuencia, en 1844, según dice la profecía de Daniel, Cristo pasó ("vino")
al lugar santísimo donde comenzó la obra de completar y perfeccionar su
expiación del pecado.
Hay cosas positivas
que destacar de los adventistas. Junto a un nivel moral, por lo general, bastante
elevado, se encuentra un escrupuloso cuidado de la salud corporal, por medio
del ejercicio físico y un régimen alimenticio esencialmente vegetariano. En el
campo de la educación han logrado muchos éxitos, proveyendo, cuando ello es
factible, una educación gratuita para los hijos de sus afiliados. Se hace mucho
hincapié en la santidad del matrimonio, la unidad de la familia, la formación
de la juventud en un ambiente distinto del que impera en la sociedad actual,
etc. La contribución económica de los adventistas a su propia causa es
realmente espectacular, convirtiéndoles en uno de los movimientos religiosos
más florecientes en proporción a su número, especialmente si se tiene en cuenta
que no tienen protección oficial. Hay entre ellos muchos médicos, y en varios
países del mundo han construido magníficos hospitales. En España cuentan con un
Seminario y lugares de culto en las principales ciudades.
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